miércoles, 26 de septiembre de 2007




Por razones de fuerza mayor debí ausentarme de Chile durante unos días, y no pude participar de las enormes celebraciones con que se dio gracias por la entrada en vigencia del Motu Proprio “Summorum Pontificum” de Su Santidad Benedicto XVI. En este acto de imperio del Romano Pontífice, se establece en su plenitud de derechos la celebración de la llamada comúnmente “misa tridentina”, establecida por San Pío V, la cual nunca fue prohibída y cuya última edición típica fue la promulgada por el Beato Juan XXIII. Asimismo, como lo afirma su Santidad, viene a producir una reconciliación AL INTERIOR del seno de la Iglesia (¿Esos cismáticos y que estaban excomulgados?). La fecha escogida para el fin de la vacación de la ley no pudo ser mejor, la Exaltación de la Santa Cruz, 14 de Septiembre según el calendario litúrgico.

La fiesta del Triunfo de la Santa Cruz (o su exaltación) se hace en recuerdo de la recuperación de la Santa Cruz obtenida en el año 614 por el emperador Heraclio, quien la logró rescatar de los Persas que se la habían robado de Jerusalén.
Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos ornamentos reales, y de pronto se dió cuenta de que no era capaz de avanzar. Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Es que todo ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles".
Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de oro, y descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la piadosa procesión hasta el Calvario.

Esta fiesta nos recuerda que la Cruz se lleva con humildad, con penitencia interior y exterior. La humildad no consiste solamente en la modestia en el ornato (como podría parecer de una reflexión simplista), sino en la sumisión absoluta de la voluntad a la del Padre, a la de la Santa Iglesia Católica en todo aquello que no es opinable, y no es opinable ni alterable el sacrosanto sacrificio que padeció Nuestro Señor Jesucristo en el Calvario y que se renueva incruentamente en cada Misa.

¡Tanto amó Dios al Mundo que nos dio a su hijo, tan grave fue la ofensa que la víctima debía ser divina, tan grande fue su amor por nosotros que se redujo a las especies de pan y vino!

Como se desprende del mencionado Motu Proprio. Una manifestación de humildad y sumisión es acatar las normas litúrgicas y terminar con las frecuentes intervenciones fuera de lugar por parte de algunos sacerdotes, fundados muchas veces en supuestas “necesidades pastorales”, en la mitad de la celebración de la Santa Misa (o la “Cena” como lo llaman algunos, probablemente influídos por libros de teólogos protestantes); también con la utilización político contingente de los púlpitos sin necesidad grave (como en aquellos casos en que se justifica el derecho de rebelión); o lo que es aún peor, la alteración del orden de la liturgia, la comunión en la mano (que según la madre Teresa de Calcuta era el mayor pecado de la actualidad) y tantos e incontables abusos y ofensas hacia Jesucristo, Señor Nuestro, quien es sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

Desde acá mi gratitud por todos aquellos que hicieron posible las dos celebraciones de la Arquidiócesis de Santiago y mis oraciones por Su Santidad Benedicto XVI:

Oremus pro Pontifice nostro Benedicti XVI. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum ejus.

martes, 6 de marzo de 2007

Una Columna Escandalosa

Para tener una lectura y análisis acabado en el siguiente está el link a la columna : http://diario.elmercurio.com/2007/02/24/el_sabado/felicidad_a_la_orden/noticias/1055956E-97A2-4A75-9E3F-107CE74BD76A.htm?id=%7B1055956E-97A2-4A75-9E3F-107CE74BD76A%7D

En la revista “El Sábado” del diario El Mercurio, el día 24 de Febrero del presente, apareció una columna del connotado sacerdote jesuíta Felipe Berríos, titulada irónicamente “Un buen consejo”. Esta columna es el fiel reflejo en lo que puede terminar un mal entendido ecumenismo y “apertura” frente a la realidad. Por lo que nos concierne, respetamos absolutamente la libertad de las conciencias, pero no podemos tolerar la sarta de errores esparcidos sobre el documento, que sirve de alimento a las más destructivas corrientes contra la Santa Iglesia Católica.
Volviendo al mencionado, podemos distinguir en ésta tres partes:
1- En primer lugar realiza una analogía entre una recomendación realizada por el ex presidente de los Estados Unidos Bill Clinton sobre la política exterior de éste país, a comportarse “ como si mañana no fuera más la primera potencia mundial” y que éste sería un buen consejo, pastoralmente hablando, a la Iglesia Católica para que abandone una supuesta “prepotencia”; ya que en un mañana no muy lejano, al igual que en España (que hoy por hoy es la cuna de los errores liberales) los sacerdotes no serán escuchados ni respetados como antaño, a pesar de que la gente siga siendo católica. Sobre esto hay que hacer notar varios errores, en un primer lugar aquí no estamos frente a países que se encuentren temporalmente en una situación de primacía en el orden global, sino que estamos hablando de la única fe verdadera, profesada en el símbolo de los Apóstoles y que es un imperativo sea llevada a todos los pueblos para la salvación de las almas ya que fuera de la Iglesia no hay salvación, en consecuencia, no se trata de un negocio terreno. Tampoco en una Iglesia verdaderamente Católica no se respetará al clero, a priori me parece un prejuicio contra el pueblo y en segundo lugar jamás se desautorizará la opinión de quien ha sido instituido por Dios para la realización, de un modo más perfecto, de la función sacerdotal de Cristo, ya que “En orden a apacentar el Pueblo de Dios y acrecentarlo siempre, Cristo Señor instituyó en su Iglesia diversos ministerios ordenados al bien de todo el Cuerpo. Porque los ministros que poseen la sagrada potestad están al servicio de sus hermanos, a fin de que todos cuantos son miembros del Pueblo de Dios y gozan, por tanto, de la verdadera dignidad cristiana, tiendan todos libre y ordenadamente a un mismo fin y lleguen a la salvación.” [L.G, III, 18].
2- En segundo lugar se insta a que la Iglesia se adecue a este mundo secularizado, concepto que en su espíritu se encuentra condenada en el Sílabo de errores de nuestro siglo de S.S Pío IX, donde se condena la frase: “La óptima constitución de la sociedad civil exige que las escuelas populares, concurridas de los niños de cualquiera clase del pueblo, y en general los institutos públicos, destinados a la enseñanza de las letras y a otros estudios superiores, y a la educación de la juventud, estén exentos de toda autoridad, acción moderadora e ingerencia de la Iglesia, y que se sometan al pleno arbitrio de la autoridad civil y política, al gusto de los gobernantes, y según la norma de las opiniones corrientes del siglo.” [Syllabus, XLVII, Alocución Nunquam fore, 15 diciembre 1856] y también la Alocución Jamdudum que dice “El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y con la moderna civilización.” [Syllabus, LXXX, Alocución Jamdudum, 18 de Marzo e 1861] .
3- En tercer lugar, y no por esto menos grave se insta a “abrazar” el lenguaje seductor de la Iglesia primitiva “a la que no se le escuchó por su estatus o por sus glorias del pasado, sino que por su testimonio seductor y contagioso”, a esto dos reflexiones: en lo referido a las glorias del pasado, la única gloria de la Iglesia es la de Nuestro Señor Jesucristo, esa gloria ya existía en la Iglesia “primitiva”, o como la llamo yo “la de siempre”; a la añoranza de la Iglesia “primitiva” contesto que esta sigue siendo la misma ahora y hasta el fin de los tiempos.

lunes, 5 de marzo de 2007

Transantiago, oportunidad perdida


Mucho se ha hablado del famoso “Transantiago”, el plan de transportes que cambiaría la faz de nuestra ciudad, haciéndola más amable, ordenada y limpia, y también la calidad de vida de sus habitantes, ya que tendrían un sistema integrado de transporte, eficiente, más rápido y más barato.
Cómo tanta maravilla es imposible de lograr toda junta, el plan se haya en un estado crítico. En efecto, las filas interminables de pasajeros, la falta de recorridos y el colapso del sistema de Metro (el único baluarte de transporte público occidental en nuestra ciudad) son incluso más claras que las entrevistas a los descontentos usuarios, este plan, si sigue tal cual como está llevará nuestra ciudad al caos.
Pero la evolución e implementación de este plan ha sido una pura improvisación por parte del gobierno: Por un lado nos resulta escandaloso que Lagos, el Escobar, se lave las manos, en una actitud patentada por el mismo Pilato; ya que este plan de transporte debióse hallarse operando en su totalidad durante SU GESTIÓN; por otro lado no se entiende la actitud de la Presidente, quien se dedica a la natación en su cabaña del lago Caburgua, recientemente refaccionada por supuesto, mientras el caos vial se hace patente en la ciudad; es más, tampoco se puede entender el hecho que un individuo como Manuel Navarrete, condenado por ley de seguridad interior del Estado y sindicado como miembro de una organización como el MIR, sea dueño de cerca del cuarenta por ciento de los recorridos del plan “estrella” del gobierno.
Pero todo esto no es nada en comparación con la filosofía en la que se inspira el plan de transporte, que es el neoliberalismo más avasallador y destructivo, irrespetuoso de los grupos intermedios en los cuales se estructura y organiza la sociedad, como reza nuestra carta fundamental.
Seguramente todos los problemas, o en realidad anécdotas que he recordado, no son nada en comparación con la bofetada que se ha dado a las pequeñas y medianas empresas, aquellas de los dueños de 1, 2 ó 5 máquinas. Me acuerdo de una entrevista a uno de los mentores del citado plan en la que afirmaba “con esto (la “empresarización” de los microbuseros) se profecionalizará la atención y el desempeño de la actividad microbusera, la autoridad ya no se enfrentará con 2000 ó 3000 pequeños empresarios, sino que con 10 ó 15 empresas, ese es uno de los grandes avances que trae Transantiago”. Luego de estas palabras podemos concluir cual es la actitud del Estado chileno, ser servil ante el poderoso y altanero frente al débil, el cual es visto como un escollo para el progreso de la sociedad y que “tarde o temprano tendrá que vender la micro porque así funciona la cosa”. Luego de estas afirmaciones, ¿Con qué seriedad podemos tomar las llamadas iniciativas pro PYME?, ¿Serán pro PYME o pro gran capital?, ¿Es éste el trato que se merece quienes generan la mayor cantidad de empleo del país?
Las actitudes antes mencionadas son herencia una forma obsoleta de entender la economía. Francis Fukuyama, connotado y autoconfeso neoliberal, señala que una de las grandes deficiencias de una economía liberal es la poca capacidad de generar confianza en el famoso trinomio, familia-grupos intermedios- Estado, en que se opta por el camino fácil de dejar al mercado “laissez faire” y que “el grande se coma al chico”. Más inteligente hubiera sido por parte del Estado, para una reforma de esta envergadura, el haber tomado plazos más largos, de unos cuatro o cinco años y haber impulsado la creación de conglomerados tipo “keiretzu” japoneses en la cual los distintos micro empresarios del transporte hubieran recibido crédito estatal y transferencia tecnológica en maquinaria y logística, y que estos micro empresarios se unieran en una cadena horizontal uniforme en la cual fueran codueños de cada una de las empresas que forman el conglomerado. De este modo se establecen lazos de cooperación e integración entre los distintos miembros de la sociedad, quienes acceden y crean tecnologías aparentemente lejanas por su condición de microempresarios y ofrecen un servicio de calidad a la gente, con adecuadas frecuencias y gestión de flota.
Cómo nada de esto se hizo a su debido tiempo, Chile perdió la oportunidad de reestablecer confianzas entre sus grupos intermedios y el Estado, dejando en desamparo y oposición a la familia y al Estado, sin grupos intermedios, los cuales son base de una vida en sociedad y que revelan la evolución cultural de cada país.

Bienvenidos

Retomamos ésta semana el trajín y el agitamiento, que tras largos dos meses y medio de vacaciones tan poco extrañabamos, también comienzo y espero que no sea solo yo, ya que espero su cooperación, este espacio para la reflexión, para poder plasmar en palabras lo que acontece. Como dice el Estragirita, “la experiencia hizo el arte, como dice Polus, y la inexperiencia el azar” [Aristóteles, Metafísica, L I, c.1] y no queremos ser presas del azar y la incertidumbre, sino que aspiramos fervientemente que la experiencia alimente nuestra inteligencia.